¿Qué es la Disciplina Positiva?
Principios de la Disciplina Positiva
Últimamente se escucha hablar bastante sobre la Disciplina Positiva. Una de las razones por las que puede estar en boca de tantas personas es que es un modo educativo que se basa en la comunicación, el entendimiento, el amor y la empatía. En ocasiones hay personas que buscan estilos educativos que encajen con sus valores, ¿por qué íbamos a tratar con menos respeto a nuestros hijos e hijas que a completos desconocidos?. Otras buscan una educación diferente porque no están consiguiendo los objetivos que desean con sus pequeños. Desde la Disciplina Positiva los esfuerzos y los métodos están enfocados a largo plazo: promover la asertividad, la responsabilidad, la empatía, que sepan resolver conflictos por sí mismos, la mejora de su autoconcepto y autoestima…
Sin embargo, en ocasiones podemos encontrar personas que pueden confundir la Disciplina Positiva con la permisividad. Esto puede ser debido a que Disciplina Positiva hace mucho énfasis en el respeto hacia los niños y las niñas, y en los perjuicios que ocasionan los castigos a largo plazo. Pero es importante resaltar que los castigos no promueven la responsabilidad, ni enseñan a seguir los valores que queremos que aprendan. Además ¿dejan de hacer la conducta que castigamos porque aprenden? ¿o porque tienen miedo a las represalias?
Pero la Disciplina Positiva va más allá, es una forma de educar que no es humillante ni para los niños ni para los adultos. Se basa en el respeto mutuo y en la colaboración. Incluye también un concepto muy importante: ser amables y firmes a la hora de enseñar a los niños y niñas las competencias para la vida. Rudolf Dreikurs enseñó cómo la amabilidad es importante para demostrar que respetamos a los niños y niñas; junto a la firmeza, que demuestra que nos respetamos a nosotros mismos y a la situación que estamos viviendo en ese momento.
La Disciplina Positiva también hace mucho énfasis en la responsabilidad. En la importancia de responsabilizar a los niños y niñas, pero sobre todo, en la autosuficiencia. Muchos padres, madres y tutores consideran que para ser “buenos padres” deben proteger a sus hijos de cualquier decepción. Sobreprotegiéndoles de tal manera, que les privan de oportunidades para afrontar los altibajos y contrariedades de la vida. Cuando una persona no afronta retos, esto impide la adquisición de los muchos aprendizajes que obtenemos, así como el crecimiento personal y de autoestima que se genera.
Una de las diferentes maneras que podemos utilizar para fomentar la responsabilidad es buscar momentos y ocasiones donde poder enseñar a los niños y niñas competencias para la vida a través de la superación de pequeños retos. Un ejemplo puede ser hacerles colaborar en las tareas del hogar, o preguntarles cómo pueden abordar un conflicto que tengan paso a paso.
Hemos de tener siempre presente que los niños y niñas, buscan el sentirse tenidos en cuenta e importantes. Las responsabilidades, enseñarles paso a paso cómo hacer las cosas, y dejarles hacer aquellas cosas que de las que son capaces, generará en ellos sentimientos de valía personal y de ser importantes para la familia.

Amabilidad
Desde la Disciplina Positiva se habla de “Amabilidad y Firmeza al mismo tiempo”. Se ha de tener cuidado con confundir la amabilidad con permisividad. La amabilidad NO es permisividad. A veces tendemos a proteger en exceso a los niños y niñas considerando que es lo más amable, pero no es respetuoso para los niños el privarlos de las decepciones. Tal y como hemos comentado anteriormente, los niños y niñas deben desarrollar los “músculos de la decepción”, así como los “músculos de los retos”.
Algo que sí podemos hacer cuando los niños y niñas tienen un reto o una decepción es validar sus emociones. Un ejemplo es decirles cosas como: “Veo que estás decepcionado/enfadado/disgustado”. Otra de las maneras es guiarlos paso a paso para enseñarles a resolver el conflicto que les ha generado esos sentimientos.
Tampoco es amable el dejar que los niños y niñas nos hablen o nos traten de un modo irrespetuoso. La Disciplina Positiva habla en todo momento de que el respeto y la amabilidad han de ser mutuas. Pero no permitir que un niño nos falte al respeto no implica que tengamos que ser dañinos o punitivos con él: podemos hacer cosas como marcharnos de la habitación, incluso avisando con antelación que cuando nos falte al respeto nos iremos, y que cuando esté más tranquilo volveremos para hablar de lo que ha pasado.
Ten cuidado con lo que da resultado: Castigos
Algunas personas consideran que la severidad y los castigos son efectivos. Y es cierto que los castigos suelen interrumpir la conducta de inmediato, normalmente por miedo a las represalias y no por haber aprendido qué es lo que queremos enseñarles. Pero ¿sabes cuáles son los resultados a largo plazo? Antes hemos comentado brevemente que los castigos no promueven la responsabilidad, ni enseñan a seguir los valores que queremos que aprendan. Pero además, pueden provocar una serie de sentimientos, normalmente inconscientes, de que son malos, de resentimiento, rebeldía, retraimiento (disimular por miedo a posteriores humillaciones) o revancha. Otra forma de responder a los métodos de control punitivos es buscar la aprobación externa continuamente para sentirse queridos, y buscar el complacer a los demás.
Las 4 R de los castigos y los gritos
- Resentimiento: pueden provocar pensamientos como “Es injusto que me hayan castigado. No puedo confiar en los adultos”.
- Revancha: “ahora están ganando, se van a acordar de lo que me han hecho” “soy malo”
- Rebelión: “voy a hacer justo lo contrario para demostrarles que puedo hacerlo como yo quiero”
- Retraimiento:
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- Disimulo: “la próxima vez no me cogerán”
- Autoconcepto dañado: “soy malo, no valgo, no sé”
Desde la Disciplina Positiva se dice:
¿De dónde hemos sacado la idea de que para que los niños lo hagan mejor, antes han de sentirse peor?
PARA FINALIZAR
A modo resumen puntualizar que en la Disciplina Positiva no cabe la culpa, sino que se aprende de los errores; tampoco utiliza la vergüenza ni el dolor físico o emocional. Su propósito es el de lograr resultados a largo plazo.
Recordad, los niños y niñas que reciben muchos castigos tienden a volverse o rebeldes o sumisos. Y es que, cuando nos humillan o castigan, ¿tenemos motivación y ganas de colaborar o hacer las cosas mejor? Lo que se genera con castigos, gritos y sermones son sentimientos negativos hacia uno mismo y hacia la otra persona, y así es imposible desarrollar características positivas. Con todo lo que eso conlleva (apartado “ten cuidado con lo que da resultado”)
Por otro lado, la permisividad crea una dependencia poco saludable en lugar de fomentar la independencia y la colaboración. Por lo que tampoco es recomendable.
La Disciplina Positiva va más allá de generar buen ambiente dentro del hogar, cada error es un aprendizaje. Las soluciones se resuelven entre todos, siempre desde el respeto. De esta manera ayudamos a que los niños y niñas crezcan con unas buenas habilidades sociales y una buena autoestima. Es una experiencia única para dar el paso a una educación sin gritos, castigos ni chantajes, y fomentando la responsabilidad, la autonomía y la autoestima.
Esperamos que os hayan gustado nuestras reflexiones sobre qué es la Disciplina Positiva.
Un abrazo,
El equipo de psicólogos de La Catalpa